La presidenta de México, Claudia Sheinbaum Pardo, fue incluida por la revista Forbes en su lista anual de las 100 mujeres más poderosas del mundo, ocupando el quinto lugar del ranking 2025. El reconocimiento la coloca junto a líderes de alto perfil global y refuerza la presencia de México en la escena internacional.
De acuerdo con la metodología de Forbes, la lista evalúa a las postuladas en cuatro métricas centrales: poder económico, presencia mediática, impacto global y capacidad de influencia dentro de sus sectores. Estas características se combinan para medir el alcance real de cada figura en el ámbito mundial.
En la edición de este año, Sheinbaum aparece solo por detrás de Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea; Christine Lagarde, presidenta del Banco Central Europeo; Sanae Takaichi, primera ministra de Japón; y Giorgia Meloni, primera ministra de Italia.
La aparición de Sheinbaum en el top 5 tiene varias implicaciones para México. Por un lado, fortalece la percepción internacional del país como un actor relevante, especialmente en temas de política regional, economía y cooperación global. Además, proyecta una imagen de estabilidad y liderazgo que puede influir en el interés de inversionistas y organismos multilaterales.
Este es el segundo año consecutivo en que Sheinbaum figura entre las cinco mujeres más poderosas del mundo según la revista. Durante su primer año de gobierno, su presencia en foros internacionales, decisiones económicas y alianzas diplomáticas han sido factores clave para su posicionamiento en la lista.
El reconocimiento no determina la situación interna del país, pero sí contribuye a reforzar la narrativa de liderazgo global de México y coloca a la presidenta entre las figuras femeninas con mayor influencia política y mediática del planeta.
¿De qué manera estos logros internacionales deberían impulsarnos a evaluar —con objetividad— el rumbo que lleva el país?
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