México sangra en silencio… pero ya no hay justificaciones.


La cifra oficial lo reconoce: los homicidios intencionales han caído este año casi 28 % respecto al 2024.

 Eso suena a progreso… hasta que notas que 1 de cada 9 asesinatos ocurrieron en Guanajuato.

Tu tierra, la mía, en donde grupo tras grupo criminal continúa imponiendo su ley. 

Pero no se trata sólo de homicidios. Las desapariciones forzadas subieron 13 % en la primera mitad de 2025.


 Mientras tanto, la percepción de inseguridad no desaparece: en marzo de este año, casi el 62 % de las personas declaró sentirse insegura en su ciudad.


La rabia ya no sólo es de las víctimas: miles de jóvenes salieron a las calles bajo la bandera de Generación Z, para gritar lo que muchos callan: 

“No es normal vivir con miedo, o callados ante la muerte”. 


Y lo más grave: en medio de cifras oficiales que bajan, mueren ciudadanos comunes, en festivales, mercados, calles por balas perdidas, ajustes de cuentas, extorsiones, complicidades. 

Los nombres cambian, los métodos también. Pero la sangre sigue corriendo.

México ya no puede sostener la ficción de que los enlaces criminales son “zonas aisladas”. 

Es el país entero el que se desangra. Las autoridades hablan de cifras, de estadísticas. 

La gente habla de miedo, pérdida, impotencia.
Hoy la pregunta no es, ¿cuántos muertos hay?.

Hoy la pregunta es: ¿cuántos más toleraremos antes de exigir justicia real!!, no carpetas, no cifras, no promesas, sino hechos, castigos, dignidad?

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