Corona en la Tormenta: ¿El Contrato de Pemex Compró la Victoria en Miss Universo?.


La victoria de Fátima Bosch en Miss Universo ha quedado envuelta en un grave escándalo de presunto tráfico de influencias que toca a la empresa petrolera estatal, al dueño del certamen y al padre de la ganadora.

La polémica no es menor, pues implica la posibilidad de que un contrato público millonario haya influido en un concurso internacional, poniendo en duda la transparencia del evento.

La controversia se basa en una serie de coincidencias que la prensa ha señalado como un conflicto de interés. El Empresario del Concurso: El mexicano Raúl Rocha Cantú es co-propietario y presidente del Comité de Miss Universo.

En 2023, una empresa de su propiedad, Soluciones Gasíferas del Sur, ganó un contrato de 745.6 millones de pesos con Pemex para obras de infraestructura. El padre de Fátima Bosch, Bernardo Bosch Hernández, es un alto directivo con trayectoria en Pemex, con influencia en el área donde se otorgó el contrato.

La acusación es directa: el contrato millonario pudo ser un favor o un "pago" para asegurar la victoria de la hija del funcionario en el certamen, sugiriendo un claro influyentismo que desvirtúa la competencia.

Pemex y la Organización Miss Universo han negado rotundamente las acusaciones, asegurando que el contrato se dio por una licitación pública legal y que la victoria de Fátima se basó en su desempeño.

Las sospechas se intensificaron cuando el escándalo vino desde dentro. Omar Harfouch, ex-jurado de Miss Universo, renunció antes de la final y acusó públicamente de "fraude" y "corrupción" en la selección de la ganadora, vinculando estas irregularidades directamente con los negocios de Rocha Cantú y el padre de Fátima. Harfouch incluso ha anunciado acciones legales para buscar la anulación de la corona.

Es importante recordar que Fátima Bosch ya era una figura popular antes de la final, pero por razones completamente opuestas a la corrupción. Se ganó la simpatía masiva (especialmente en México) al enfrentarse públicamente a un alto directivo del concurso, Nawat Itsaragrisil, quien la insultó. Su firmeza y la defensa de su dignidad resonaron como un acto de empoderamiento.

¿La corona se ganó por su carácter y la empatía del público, o la balanza se inclinó por el poder de un contrato de Pemex?

Las investigaciones periodísticas y las denuncias legales buscan responder si, debajo del brillo de la corona, se esconde una red de influencias que usó dinero del erario público para intereses privados.

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